El cuerpo de bomberos de Chile creado en Valparaíso el 30 de Junio de 1859 siempre ha sido una institución solidaria, prusiana, sin lucro, de espíritu aguerrido y profesional, nadie en Chile quiere ser bombero de profesión sino de vocación. La mujer fue incorporada en 1988 y lamentablemente no hay un presupuesto formal para financiar sus actividades; sin embargo en 2012 y bajo el gobierno de Sebastián Piñera se les incluye en presupuesto nacional con una cifra cercana a los veintiún mil millones de pesos, ningún gobierno de centro izquierda a demostrado interés en dotarles de recursos permanentes.
Se ha hecho una muy mala costumbre de barrios pobres que apedreen a Bomberos (hasta en La Araucanía se les ha disparado), parte de la civilidad joven no está ni ahí con su labor e incluso algunos bomberos han realizado actos pirómanos, pero el grueso social tiene una excelente opinión de ellos y los apoya en rifas, colectas y pensar positivo.
Mientras diputados y senadores en Chile dicen que no les alcanza la plata, concejales andan por el mundo viajando gratis y la juventud apoya la marihuana medicinal, no se pone en el tapete este tema trascendental de financiamiento para tener la tecnología adecuada y combatir siniestros cada vez más hostiles y complejos, sobre todo los forestales que Conaf no da avasto.
Dado lo anterior, la llegada del avión Supertanker a Chile para combatir los incendios forestales de principio de año, y que la ciudadana chilena radicada en USA Lucy Ana Avilés, arrendara por 4 días, ha sido destacado por la prensa como un gesto solidario de una compatriota y se han abierto las puertas para el debate en Chile si es mejor contar con un avión presidencial de lujo o tener uno para apagar incendios o transportar gente en catástrofes.

Entre tantos ejemplos de bomberos mártires, se puede poner el de don Juan Robert, Una Calle en Santiago lleva su nombre; la historia trágica de su deseso, al igual que muchos colegas, fue salvar la vida humana, pero en su caso era su familia y casa la que se estaba incendiando. Él y miles más de chilenos son un ejemplo de servicio al prójimo sin mediar el lucro, sobre todo en estos tiempos donde en Chile impera un escondido ánimo de arribismo y falta de solidaridad. Una de sus descendientes que vive en Providencia, su nieta Sandra, también como su abuelo lucha diariamente contra una enfermedad devastadora y saca adelante a su hija menor, siempre con una sonrrisa y tirando para arriba.
Seamos como la generalidad de los bomberos y la gente aguerrida, siempre optimistas y viendo dónde ayudar desinteresadamente, se requieren muchas de estas personas en Chile para que realmente seamos desarrollados y sigamos mejorando nuestras falencias.
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