Fue dado en adopción por un familiar porque en el nuevo departamento en que se cambió no aceptaban animales.
Lo trajeron un día de Mayo, en su canil y lo dejaron en el patio, no salía de allí sino para comer y hacer sus necesidades, solo asomaba su cabeza, como cansado y mirando a los ojos. Vivió casi toda su adolescencia y adultez en un balcón lidiando con gaviotas y pelícanos en otro departamento.
Una vez lo visitó su antiguo dueño, Pulpo sabía el ruido de su auto y estaba emocionado, no dejaba de mover su cola y una vez que terminó su visita, perplejo quedó esperando en la ventana y con quejidos lastimeros. La Sra. de don Pedro le dijo llorosa que ya viviría con ellos y que no sufriera.
La sociedad chilena tiene muchos pulpos, seres indefensos y cariñosos que solo quieren "vivir felices con poco". Son fieles, respetuosos, no tienen tatuajes, no fuman marihuana ni andan provocando desmanes, no sueñan con viajar por el mundo o andar con joyas o ropa cara.
Ya se le puso microchip y lo principal se le dio este nuevo nombre, más viril y que demuestra un poco su personalidad que no se sabe para donde va a ir. Pulpo ya no es inocente, sabe que le pueden hacer daño, toma sus distancias, pero también sabe donde es su hogar y a quien amar..........
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