Sabido por todos es el hecho que tenemos falencias y carencias en nuestro vecindario. Dentro de las primeras contamos con una plazoleta vestusta, juegos infantiles de metal (prohibidos por la actual legislación), bancas malas, sin cierre. Tenemos una sede muy pequeña para la gran cantidad de actos, talleres y eventos que se hacen. En las carencias, no contamos con un espacio recreativo que cobije variadas actividades para niños, jóvenes y adultos. No contamos con sala cuna y jardín infantil.
Nuestro barrio, ya de 41 años de edad, merece ser considerado en obras de adelanto pues no podemos estancarnos y ver como siguen los mismos sitios eriazos, la misma infrestructura deteriorada, mientras otros barrios tienen en demasía y un crecimiento superlativo.
Como no somos considerados vulnerables, jamás podremos optar a infraestructura similar a la que vemos y en esas condiciones de "gratuidad" que se aprecia en los grandes barrios de estratos socioeconómicos desprotegidos. Por ello debemos concursar todos los años en los diferentes fondos que la empresa privada destina para cumplir con su rol social en donde, generalmente, debemos conformarnos con seguir participando.
La mayoría de estos fondos piden un porcentaje en dinero o que los terrenos donde se piensen ejecutar las obras sean bien habidos (mantener un contrato de comodato a lo menos), piden variados requsitos y por ende en su gran mayoría estos fondos se pierden o no son aprovechados por las instituciones. Esto debe mejorar, deben establecerse criterios donde el que ganó ya no puede ganar seguidamente, deben concurrir a los barrios y ver cuáles son sus problemas reales, no deben invertirse fondos en actividades que pueden alcanzarse por otros medios, sino invertir en infrestructura para los barrios que vengan a hermosear y mejorar la calidad de vida de los mismos. Se desprende de lo dicho que se hace imprescindible mejorar las bases de los concursos dode se eviten padrinazgos de cualquier tipo, se establezcan reglas de trasparencia y jurados interiorizados en los diversos sectores, en fin mejorar aun más las herreamientas de selección: verbi gratia que sean fondos donde sólo las organizaciones territoriales puedan participar y no mezclarlas con instituciones de beneficencia u obras pías.
"Obras son amores" dice el dicho, coincidiendo con este clamor de nuestra población. No es conveniente tampoco que dirigentes se reiteren también ganando fondos concursables pues podrían estar sacando ventaja de alguna situación privilegiada en desmedro de aquellos que no cuentan con un buen asesoramiento; tampoco es loable que se entregue financiamiento a programas no viables donde unos pocos y no el grueso de la población se beneficie. Igualmente se debe tener cuidado con proyectos que se presentan dos veces a distintas instituciones ya que podría ocurrir que sólo uno se haga y se declare dualmente.
Nuestro barrio, ya de 41 años de edad, merece ser considerado en obras de adelanto pues no podemos estancarnos y ver como siguen los mismos sitios eriazos, la misma infrestructura deteriorada, mientras otros barrios tienen en demasía y un crecimiento superlativo.
Como no somos considerados vulnerables, jamás podremos optar a infraestructura similar a la que vemos y en esas condiciones de "gratuidad" que se aprecia en los grandes barrios de estratos socioeconómicos desprotegidos. Por ello debemos concursar todos los años en los diferentes fondos que la empresa privada destina para cumplir con su rol social en donde, generalmente, debemos conformarnos con seguir participando.
La mayoría de estos fondos piden un porcentaje en dinero o que los terrenos donde se piensen ejecutar las obras sean bien habidos (mantener un contrato de comodato a lo menos), piden variados requsitos y por ende en su gran mayoría estos fondos se pierden o no son aprovechados por las instituciones. Esto debe mejorar, deben establecerse criterios donde el que ganó ya no puede ganar seguidamente, deben concurrir a los barrios y ver cuáles son sus problemas reales, no deben invertirse fondos en actividades que pueden alcanzarse por otros medios, sino invertir en infrestructura para los barrios que vengan a hermosear y mejorar la calidad de vida de los mismos. Se desprende de lo dicho que se hace imprescindible mejorar las bases de los concursos dode se eviten padrinazgos de cualquier tipo, se establezcan reglas de trasparencia y jurados interiorizados en los diversos sectores, en fin mejorar aun más las herreamientas de selección: verbi gratia que sean fondos donde sólo las organizaciones territoriales puedan participar y no mezclarlas con instituciones de beneficencia u obras pías.
"Obras son amores" dice el dicho, coincidiendo con este clamor de nuestra población. No es conveniente tampoco que dirigentes se reiteren también ganando fondos concursables pues podrían estar sacando ventaja de alguna situación privilegiada en desmedro de aquellos que no cuentan con un buen asesoramiento; tampoco es loable que se entregue financiamiento a programas no viables donde unos pocos y no el grueso de la población se beneficie. Igualmente se debe tener cuidado con proyectos que se presentan dos veces a distintas instituciones ya que podría ocurrir que sólo uno se haga y se declare dualmente.
Por lo dicho es menester, por una parte, cambiar los criterios en la empresa privada de selección de los ganadores y más que un concurso sea una inversión comunitaria. Por otro lado realizar un seguimiento de la inversión si realmente cumple con el objetivo por el cual ganó.
Se puede colegir que: de consumo, privados y pobladores, se encarguen de dar sustento y manutención a estos proyectos que vendrían a mejorar a un Calama que lleva años postergado (especialmente sectores de clase media) no precisamente por falta de ingenio ni recursos, sino por que no se ha sabido invertir y tampoco cuidar lo ya hecho.
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