Exordio: Tincanque presenta una tesina de un tema en boga visto desde ópticas multidisciplinarias en especial la ética, esta última tan desusada en colegios, hogares e instituciones; usando un vocabulario coloquial culto-formal que se espera, induzca al lector a buscar significados y se interiorice en el tema y con una conclusión que admite certeza irrefutable. Con todo, hay que estar en el caso… no es llegar y hablar… pero ¿qué haría Ud. si su madre tiene un cáncer terminal?, o ¿si está muy deprimida y sólo desea morir?, ¿pensaría en la eutanasia como solución?.
Ética es que una madre saque a correazos a hijo que cometía destrozos en protesta “estudiantil” (8/11/2018 Bogotá), que una madre entregue a su hijo a las autoridades cuando comete un portonazo (30/3/21 Santiago), que un automovilista se entregue y resguarde al accidentado que él atropello (31/3/21 Juan Zamorano Colina), que un joven le devuelva el dinero que perdió en cajero a un anciano (Jaime Carmona Viña Del Mar 20/4/21), que joven delincuente se arrepienta de asaltar a mujer en mini market (23/4/21 Collipulli), que ladrones devuelvan bicicleta robada a medallista panamericano (Antonio Cabrera 26/4/21 Santiago) o que una madre no aborte o no mate a su madre moribunda pues son vidas independientes tan valiosas como la de ella…. Todos estos casos nos hacen recobrar la fe en la humanidad, aunque sean pocos y la mayoría de las veces no prime lo moral. Chile aún está muy lejos de llegar a una ética en el actuar de la población como ocurre, por ejemplo, en Inglaterra. Las otrora llamadas barras bravas (hooligans) que en 1985, producto de su desobediencia, invadieron un campo de fútbol donde aplastaron y mataron a 39 aficionados, hizo cambiar no sólo su legislación, sino la educación, desde la niñez ya se impone que la violencia en el fútbol es nefasta, y que debe primar el diálogo en todas las situaciones de la vida, pues promover lo contrario (apología de la violencia) sólo conducirá a perjuicios en especial… la muerte…. Hoy no existen rejas en los estadios ingleses, ¿se replicará esto algún día en Chile?…
Procliminar: Se habla de bioética
para tratar temas de preservar la vida humana desde su comienzo hasta su fin.
Por eso hay que tener presente que no siempre las mayorías están en lo correcto
en términos éticos, como lo demuestran muchos casos históricos y científicos (teocentrismo,
terraplanistas, crucifixión; Rev. Francesa, Rev. Bolchevique, Inquisición,
Covid-19, etc.), por eso debe propenderse a un actuar ético símil de todos y
además tener filtros para determinar cuál es la información o noticia valedera
y cuál es falsa o ideologizada, aunque una mayoría esté de acuerdo con ella. Rechazar
las fake news y las informaciones tendenciosas hoy es crucial pues estamos en
el Siglo de la Información, pero no de la ética. Un ejemplo de esto se da en
los correos no deseados (spam), no hay nadie que se sienta feliz y encuentre
útil información y auspicios que no solicitó y que pueden llegar a ser estafas.
Parafraseando al “puma Rodríguez” que, en 1988, dijo “hay que escuchar la voz
del pueblo”, no siempre ésta “voz” es amiga de la verdad y menos de la ética.
Preocupa en algunos sectores
que se haya aprobado en la Cámara de Diputados (79 votos a favor y 59 en
contra) el “proyecto de muerte digna” para mayores de 18 años. En este proyecto
se establecen dos tipos de exterminio de personas: una eutanasia simple y un
suicidio médicamente asistido que consistiría en la prescripción de
medicamentos que el enfermo terminal se autoadministre cuando lo estime y
siempre que tenga una enfermedad “grave e irremediable. Este proyecto fue
presentado en 2014 por el diputado de izquierda Vlado Mirosevic y su principal
rostro fue la paciente Cecilia Heyder militante del Frente Patriótico Manuel
Rodríguez autollamada “activista de derechos humanos”. Son 3 los requisitos que
este proyecto platea, para comenzar (en propias palabras de Dra. Gladys Bórquez
presidenta del Comité de Ética del Colegio Médico simpatizante comunista y ex
directora del Hospital del Profesor): 1.Ser mayor de 18 años, 2. Que tenga
residencia en Chile y 3.que tenga un problema de salud irreversible
diagnosticado por 2 médicos especialistas.
Son las juntas de vecinos
quienes actualmente dan certificados de residencia y esto plantea el primer
problema, no son “autoridades cualificadas” quienes determinaran este aspecto y
en la práctica muchos barrios no son más que una extensión de partidos
políticos, con lo cual muchos extranjeros acreditaran residencia para realizar
un posible turismo de eutanasia. La Dra. Bórquez en audiencia ante la Cámara de
Diputadas y Diputados plateo (7/06/2018) que esto es un “comienzo” pues se
quiere que los menores de edad también sean incorporados para que decidan si
quieren o no seguir viviendo. Se plantean sub requisitos en este proyecto (boletín
Comisión de Salud 9.644 9/7/2014 diputados Karol Cariola, Marcela Hernando,
Giogio Jackson, Tucapel Jiménez): i. encontrase consciente en el momento de la
solicitud, ii. contar con un certificado psiquiátrico o sólo médico de estar en
sano juicio y iii. manifestar su voluntad de manera expresa, razonada, libre y
por escrito. La manifestación de voluntad debe hacerse ante 2 testigos
imparciales (no familiares) la que puede ser suplida por el director del
hospital o cualquier otra persona que no tenga un interés patrimonial en la
muerte del declarante. Surge acá el concepto de capacidad continuum usado en
España. La abogada barcelonesa María Casado, creadora del Observatorio de
Bioética y Derecho (OBD en 1995) Unesco señala que debe llevarse necesariamente
una estadística de cada persona en cuanto a su conductividad desde la niñez,
para determinar el continuum, o sea que la persona no sufre algún trastorno
psiquiátrico de impulso suicida; además de tantear a las familias que fomenten
estas conductas (directa o indirectamente). En Chile estamos a años luz de este
tipo de registros que permitirían no sólo salvaguardar la vida de seres
humanos, sino evitar que lleguen a formar familia u ocupar cargos públicos
personas trastornadas.
En Calama dos médicos
veterinarios inocularon con vacuna de cánidos a seres humanos indicando, por
medio de un estudio falso, que prevenía contra coronavirus. Este caso es de
bioética ya que la automedicación o inocular a seres humanos con vacunas para
animales está penalizado como ejercicio ilegal de la profesión de médico (art.
363 del Código Penal) y realizar diagnósticos improducentes (art. 318 Código
Penal). Se hicieron acreedores además de una multa de 180 UTM (aplicación de
arts. 112 y 174 Código Sanitario ejercicio ilegal e incumplimiento medidas
sanitarias). Este caso dio la vuelta al mundo por lo “ridículo” de que personas
se hayan vacunado pagando a sabiendas que era un veterinario y no un médico
quien las inoculaba. Otra transgresión al Código Sanitario y normas de bioética
ocurrió en Recoleta donde el alcalde comunista Daniel Jadue importó sin
autorización, el medicamento ruso Avifavir transgrediendo las normas del
Ministerio de Salud y de la propia OMS ya que no son vacunas específicas para
Covid-19, incluso con su propia correligionaria presidenta del Colegio Médico
tuvo diferencias. Lo grave es que esta persona no es ni siquiera médico y no
tiene idea de lo que está introduciendo a la comunidad, está pendiente la sanción
administrativa respectiva (Resolución Exenta 1731 ISP 202, art. 9º Ley Nº10.336,
solicitud Contraloría E73803/2021) por los montos en que se compraron las dosis.
El art. 14 del Código Sanitario señala al respecto: “Corresponderá al servicio Nacional de Salud la supresión de cualquier
factor que, originado en un territorio municipal, ponga en peligro la salud,
seguridad o bienestar de la población”…. Cabe acá la pregunta ética ¿experimentaría
con medicamentos en Ud. o en sus hijos que no son para humanos, que no están
probados y que le pueden producir la muerte?.
Toda noticia o información que
contenga la palabra “muerte de una persona” debe causarnos atención, sobre todo
si se trata de instaurar una cultura de
la muerte. Gonzalo Miranda profesor de bioética (Universidad Católica Del Sacro
Cuore Roma) y César Gutiérrez-Samperio (profesor de medicina UA Querétaro) señalan
que es aquella que “proviene de una visión social que considera a la muerte de
los seres humanos con cierto favor, lo cual se traduce en una serie de
actitudes, comportamientos, instituciones y leyes que la favorecen y provocan.”.
La muerte es un fenómeno
natural que desde que nacemos está presente; la ley la llama un plazo fatal
incierto, pues se sabe que ocurrirá pero no se sabe cuándo. En todas las
culturas, religiones, en la ciencia, significa el fin de nuestra existencia, el
no volver jamás a ver al ser amado y especialmente comprender lo finitos que
somos, que nuestro cuerpo comenzará su descomposición apenas ocurra y se le
rehúye lo más que se pueda. Una legislación en Chile de muerte asistida a quienes padezcan alguna enfermedad mortal, ¿podría
transformarse en la práctica en una eutanasia libre, gratuita y asequible? como
aún se pretende con el aborto. Más aún ¿tendrán alguna relación las campañas de
donaciones de órganos y abortos (médula ósea) con la eutanasia, sobre todo si
médicos y relacionados con la salud se pueden lucrar con estas normativas?.
Quizás el primer caso de
eutanasia sea el del filósofo griego Sócrates que en 399 AC fue condenado por el
Heliea a morir por ateo y corromper a la juventud. Sócrates prefirió ingerir
cicuta y suicidarse asistido por sus discípulos. Si bien no estaba enfermo
terminal, realizó lo que hoy se pretende legislar: una muerte asistida
autorizada por un tribunal.
Preámbulo. “No importa cómo
muere un hombre, sino cómo vive. El acto de morir no es importante, dura tan
poco tiempo” (Samuel Johnson).
Si uno estudia las distintas
creencias, planteamientos filosóficos y la tanatología la regla general es el
respeto y admiración de la vida. Ésta hasta hoy sigue siendo un misterio y hay
distintas teorías o pseudoteorías que intentan explicar su origen: Abiogénesis
(generación espontánea 1620 Van Helmont), Panspermia (Litopanspermia 1908
Arrhenius), Biosintética (acorde al Big Bang 1924 Oparin), Paleocontacto
(Antiguos Astronautas 1964 Von Däniken) y Creacionismo (Diseño inteligente 1984
Thaxton), pero nadie sabe a ciencia cierta de donde viene la vida y también por
qué existe la muerte.
No existen teorías que intenten explicar la muerte, salvo el Biocentrismo (1970 Naess. Devall) que en una de sus partes la define como un hecho biológico que no pone fin a la existencia pues la vida no pertenece al ser humano, es un hecho que abarca a todos los seres del universo y por ende la muerte es un estadio más de la vida y no significa el fin de ésta.
Hay otros que van más allá: El
biólogo francés Jean Rostand dijo en 1958: “Les he venido a hablar del hombre
del Siglo XXI… los humanos somos una especie muy estable, una especie que no ha
cambiado en cincuenta mil años y que muy probablemente no volverá a cambiar …
el progreso científico cambiara la condición humana y los hábitos humanos,
sobre todo nuestro comportamiento reproductivo.. se podría llegar a un homo
biologicus.. uno de los cambios que habrá el año 2000 es que existirá una
esperanza de vida más elevada”. La posibilidad de que, a través de la ciencia,
se llegue a ser eterno o por lo menos vivir más de 200 años (como la edades bíblicas)
no estaría tan lejos y la eutanasia sería
una cosa del pasado o mal vista. Aubrey Grey biólogo inglés trabaja en la senescencia negligible ingenerizada con
el objetivo que el ser humano viva hasta los mil años, como lo publicó en 2005
(Methuselah Foundation). Nuestro compatriota, recientemente fallecido, el
biólogo Humberto Maturana, en su obra “De
Máquinas y Seres Vivos” (1972) estableció el concepto de autopoiesis coincide con la idea de que
un sistema biológico se autorreproduzca. “La pregunta básica que me hice fue
¿qué es lo vivo y qué muere, o qué tiene que estar pasando en su interioridad,
en un ente, para que yo, mirándolo desde afuera, pueda decir que es un ser
vivo”. El sistema humano está continuamente creándose a sí mismo, por lo tanto,
reparándose, manteniéndose y modificándose, por ejemplo una herida que sana,
creer que esto no pasará rompe una regla básica que es la continuidad de la vida
y por ende la eutanasia es un concepto
cruel que no deja que un cuerpo tenga el final natural a que todo ser vivo debe
llegar.
Mención aparte merece la criogenia en humanos, esto es, el proceso que congela el cuerpo humano o sólo el cerebro, con la esperanza que en un futuro la tecnología pueda sanarlo, revivirlo o trasplantarlo y finalmente “resucitar”. El primero en el mundo, James Bedford (56 años criogenizado en Cryocare Phoenix) murió y fue congelado, pero ¿una persona viva y sana puede pedir su criogenia? ¿un enfermo terminal puede pedir criogenia en vez de eutanasia?. La premura en sentar la eutanasia por sectores de izquierda extrema ha manifestado el gran interés no por la vida (pues tendrían como opción ser antiaborto) sino ¿por quién tiene derecho a terminarla?, siendo subrepticiamente este sector de la población el que en definitiva podría establecer la bioética del mundo.
Con lo dicho, ¿por qué hay
seres humanos que piensan que matar a otro es bueno cuando está enfermo?, ¿por qué
no cuidarlo y darle amor hasta su fin?. ¿Quién determinará la gravedad de la
enfermedad?. ¿Una persona sana de cuerpo puede preferir la eutanasia por
problemas psiquiátricos?. Las anteriores preguntas son nuevamente plausibles pues
cada persona, cada familia tiene el derecho a elegir qué hacer con su familiar,
la ley o el Estado no deben obligar a nadie a matar a un familiar enfermo
en caso que se apruebe una ley de eutanasia amplia. Un ejemplo de lo anterior
es la Ley de Aborto chilena que, en la práctica más un 61% de los médicos del
Hospital Regional de Antofagasta no lo practican y son objetores de conciencia
y de cada 3 mujeres violadas sólo una se practica aborto (pág. 04, La Estrella
Antofagasta 21/04/21), o sea se hizo una ley poco usada en desmedro de legislar
asuntos más objetivos como una Nueva Ley de Arriendo que de por sí beneficiaria
a miles de propietarios que no pueden desalojar a arrendatarios morosos, lo que
demuestra más aun el aprecio por la cultura de la muerte.
Para evitar malos entendidos,
esta corriente promuerte instauró el
concepto de muerte digna o por piedad dado que se puede prestar para que
familiares maten a su pariente para quedarse con herencias, que el Estado
elimine a grupos etarios o enfermos (eugenesia que se practicó en la Alemania
nazi), sobre todo los casos de las famosas viudas negras (mariticidio) o aquellas esposas que daban muerte lenta a sus
consortes y que pedían auxilio de médicos para parar sus sufrimientos (Belle
Gunnes cometió 42 asesinatos 1900, Betty Neumar mató a 5 maridos 1970; en Chile
Rosa Faúndez 1923). Sobre esto último se recomienda leer el libro de Alia
Trabucco “Mujeres que Matan” que habla justamente de que la mujer, otrora débil
e incapaz de matar, actualmente se confabula con una sociedad que le permite
quedar impune al no investigar a fondo casos de desapariciones o muertes por
“raras enfermedades” de sus parejas en donde siempre terminan quedándose con
sus bienes (Tajamar Editores 2019).
Para todas estas personas o Estados la eutanasia vendría a ser la
herramienta perfecta para controlar a grupos opositores, pero salta la pregunta
ética que se hacía en la famosa canción folclórica chilena “El Corralero”, precisamente
plantea esta dicotomía ¿clavar en su pecho un cuchillo (eutanasia activa o
directa) o dejarlo morir de viejo?. El llamado “tiro de gracia” del cazador a
su presa… para que no sufra más….
¿Qué primará en esta
decisión?. Para los cristianos y que profesen alguna fe siempre está latente un
milagro; para un ignóstico primará el criterio científico, para un ateo o
agnóstico primará su decisión por sobre la ciencia, o sea para tomar la
decisión de practicar una eutanasia, sobre todo positiva siempre habrá un
ingrediente subterráneo: dejar de pagar tantos gastos en la clínica, estar
aburrido con el enfermo, casarse de nuevo, etc. Verbigracia: caso de Gustavo
Cerati cuyos parientes (incluida su ex mujer la chilena Cecilia Amenábar) jamás
pidieron su eutanasia hasta que dejó de existir naturalmente luego de 4 años en
coma; el Estado Argentino no los obligó a desconectarlo, como sería el caso de
una Ley de Eutanasia Amplia, donde se da un plazo máximo para tener enfermos
en hospitales.
En términos simples
existe sólo una eutanasia, la legal
que no es sino la autorización que da la ley a médicos para, a través de actos positivos, terminen con la vida de
un ser humano que irremediablemente no es viable por padecer una enfermedad terminal,
haya sufrido un accidente grave o haya sobrevivido a un atentado quedando sin
posibilidad de comunicación. En todos estos casos el paciente está impedido de
dar su voluntad y es la ley que permite, previa
certificación médica, una muerte asistida, aun sin la presencia de
familiares.
En Chile existe una
eutanasia pasiva, indirecta o de desconexión desde 2012. Es una decisión personal
y familiar en último caso al estar impedido de voluntad el enfermo terminal y no
se requiere una ley para consagrarla, seria gastar de más en el Parlamento. Es
un derecho establecido en la Ley de Derechos y Deberes del Paciente (Ley
Nº20.584 24/4/2012): derecho a rechazar
o suspender un tratamiento médico (art. 14). En Chile un enfermo terminal
de cáncer se puede ir a su casa y esperar su fin ahí, nadie le puede obligar a
pasar sus últimos días en un nosocomio. Esta legislación es acorde con la
declaración de la Asociación Médica
Mundial que en 1981 estableció la Declaración
de Lisboa. Derecho a la autodeterminación “de modo que el paciente adulto,
mentalmente competente, tiene derecho a dar o negar su consentimiento para
cualquier examen, diagnóstico o terapia”. Esta decisión no procede: a) cuando
exista riesgo para la salud pública, b) la condición de salud de la persona
implique riesgo vital o secuela funcional grave y el paciente no se encuentre
en condiciones de expresar su voluntad ni sea posible obtener el consentimiento
de su representante legal, apoderado o de la persona a cuyo cuidado se
encuentre y c) cuando la persona se encuentre en incapacidad de manifestar su
voluntad y no es posible obtenerla de su representante legal, por no existir o
no ser habido (Alejandra Zúñiga U. Diego Portales Revista Médica Vol. 141 Enero
2013).
Si una persona, que no sea
médico, realiza el suministro de medicamentos (quizás el más famoso
Pentobarbital) o venenos para ayudar a morir a otra persona aun con el consentimiento “expreso” de ésta, comete el delito de asistencia al suicidio (art.
393 del Código Penal) y sufrirá la pena de presidio menor en sus grados medio a
máximo sólo si la persona fallece (de 541 días a 3 años y 1 día). Existe un
proyecto de ley (Moción 12241.04 2018) donde se pretende incorporar el delito
de “inducción al suicidio” para ello se quiere modificar la Ley General de
Educación y el artículo 393 precitado basándose en casos de suicidios de
adolecentes escolares provocados por bulling (Camila Vallejo, Húgo Gutiérrez
(PC)), en ninguna parte de este proyecto se intenta crear una figura especial
para el pariente que induzca al suicidio para obtener un provecho económico,
así que ésta ley está demás también, toda vez que ya se castiga al ciberbulling
o acoso escolar.
En Chile suicidarse no es un ilícito, la persona aunque sobreviva
no irá a la cárcel y el que le vendió el “veneno” tampoco si este último no
pudo saber de las intenciones suicidas. Lo anterior deja sentada una posición
de cultura de la muerte apoyada por algunos parlamentarios que tratan de cuidar
al suicida sano físicamente que por bulling atentó contra su vida en
desmedro de un no nacido al que le niegan la calidad de persona y el
derecho a vivir propiciando el aborto amplio…..
Quizás el activista más
famoso fue el armenio y ateo Jack Kevorkian (Dr. Muerte). Radicado en USA en los años setentas creó una máquina
que contenía inyecciones letales que los propios “pacientes” accionaban;
alcanzó a matar a 130 personas (quizás fueron más) aun sin estar éstas
conscientes o ser enfermos terminales sino sólo con depresión, “ayudando a
familiares” quienes le pagaban. Fue sentenciado a 25 años en Michigan e indultado
por razones de salud en 2007, él no se aplicó la eutanasia….. Un caso símil fue
el de la técnica en enfermería española Beatriz L.D. (ángel de la muerte) que inyectaba aire a pacientes geriátricos sin
su consentimiento sólo porque no quería verlos sufrir. Con sus tatuajes y pelo
de colores, manifestaba en sus redes sociales su “amor” por la vida. Fue
sentenciada por el tribunal de Justicia de Madrid a 20 años de cárcel (24/2/20
Redacción Médica). Mención especial “merece” el nazi Josef Mengele que practicó
abominables experimentos en prisioneros judíos en Auschwitz (1942), de todas
las edades y que al final terminaba inyectándolos para que no sufrieran más… En
Chile casos de suicidios de adultos mayores como el matrimonio de Elsa Ayala
(89) y Jorge Olivares (84) que en 2018 murieron por el uxoricidio del marido y
posterior suicidio por tiro en la cien aduciendo en carta que “Chile no es un
país para viejos”, nunca se pudo comprobar si hubo un pacto de muerte por
piedad entre ambos. Se estima que en Chile en los próximos 20 años el mayor
grupo etario será la tercera edad, ha subido el número de éstos
institucionalizados (o al resguardo de un asilo) y sus pensiones podrían
explicar el por qué ciertos sectores políticos y sociales deseen tener
con prontitud una ley de eutanasia…..
Las jóvenes fallecidas Paula Díaz de
Talca (20) y Valentina Maureira (15) la primera sin un diagnóstico de una
enfermedad inhabilitante la segunda con una enfermedad autoinmune hereditaria
(fibrosis quística) fallecieron pidiendo su eutanasia sin que se las diera la
presidenta de aquel entonces Michel Bachelet, ambas menores imploraban pues no
aguantaban el dolor o vivir así. La prevención de enfermedades autoinmunes en
países desarrollados evita que procreen personas con fibrosis cuya detección se
hace por el gen de FQ, en Chile es optativo este examen; acá no se trata de
abortar a un menor que va a sufrir, sino que el eventual padre o madre evite
el riesgo de traer al mundo a un menor que se sabrá viene con problemas, o sea
debe primar el criterio de los padres, lamentablemente en Chile hay infinidad
de problemas de salud en los menores porque sus progenitores no los han traído
conscientemente (embarazos no planificados); el ritmo de la vida actual en la
juventud con el consumo de drogas, alcohol, promiscuidad, mala nutrición, falta
de higiene básico y sobre todo que sus familias no les inculquen una paternidad
responsable genera la proliferación de casos de enfermedades congénitas casi
irrecuperables donde se le pide al Estado que se haga cargo de situaciones
perfecta y racionalmente evitables. En todos estos casos de guaguas que no
pueden expresarse ¿sus padres podrían pedir la eutanasia por considerar que
sufren y padecen dolor?.
Otro cuestionamiento se
revela: ¿quién determina el dolor o sufrimiento para que una persona quiera
morir?. La chilena Ximena Dávila en 1997 establece que el dolor posee un origen
cultural que en realidad no existe más que en la mente y no en el cuerpo (Habitar
Humano 2007). A diferencia de la “singular” apreciación del dolor de la
compatriota, según la ciencia médica el dolor físico es “una experiencia
sensitiva y emocional desagradable, asociada a una lesión tisular o
potencial”. La OMS habla del dolor iatrogénico que puede llevar a
una persona a no querer vivir y que resulta de haber agotado los métodos
médicos. Esta entidad establece una escala de analgésicos para administrar a
pacientes: Escalón I (analgésicos no opioides y coanalgesicos
Paracetamol-Metamizol), Escalon II (opioides débiles coanalgéiscos:
Codeina-Tramadol), Escalon III (Opiodes potentes
Morfina-Oxicodona-Fentanilo-Metadona-Buprenorfina) y Escalón IV (métodos
invasivos quimioterapia-radioterapia). Se concluye que “se deben identificar y
evaluar los síndromes dolorosos más comunes en pacientes oncológicos” y que
dependerá de cada paciente el resistir mejor a un tratamiento, la ciencia
médica sobre el tratamiento del dolor tiene sus límites (F. Puebla Díaz
Oncología Barcelona Vol. 28, Nº3, 2005). Sin embargo existe una enfermedad que
hace que las personas no sientan dolor físico alguno (CIPA o insensibilidad
congénita al dolor) que es un enfermedad genética que además implica la
incapacidad de sentir temperaturas y cambios en el sudor.
El caso de Robertito, el que fue asesinado por un tiro propinado por su hermano médico de iniciales J.M. en complicidad con su madre (E.S.) y enterrado en el desierto cerca de Antofagasta pues ya no lo podían cuidar más y estaba sufriendo (dolor) y ello los facultaba para cometer parricidio (eutanasia activa) dado que Robertito padecía de una enfermedad irrecuperable y el médico tenía que irse a trabajar a Venezuela al gobierno de Hugo Chávez (Cooperativa 20/8/2019). Indicó el hermano del año “la idea era que se durmiera para que no sintiera nada”, la madre del año agregó “no quería soltarlo, lo apretaba contra mí y le hacía cariño”….
Por lo anterior, surgen acá
los llamados cuidados paliativos,
esto es, tratar, a través de medicamentos (algunos incluyen el uso de
“marihuana medicinal”) minimizar los estragos que causa una enfermedad, sobre
todo el dolor, percepción que dependerá de cada persona. Según la Dra. Olga
González Tobón, especialista colombiana en oncología, estos comprenden:
1.manejo de los síntomas asociados a la enfermedad, incluyendo el dolor,
2.mejorar el confort del paciente y su familia y 3.apoyo y educación a las
familias en caso de que el paciente esté en casa. En ningún caso se entenderá
que se le regalen o vendan medicamentos para que se quite la vida, como ocurre
en algunas legislaciones que lo autorizan (suicidio asistido legal Alemania,
Australia, Bélgica, Canadá, España, Luxemburgo, Holanda, Suiza y algunos
Estados de EEUU (California, Washington, Hawái) previa a evaluación del NIMH
(Instituto Nacional de Salud Mental USA)).
Cuando una persona decide
quitarse la vida pero no tiene el valor para cometer suicidio y contrata ya sea
a un médico o un lego se llama a esto suicidio
asistido. Ninguna ley en el mundo debe promover el suicidio asistido y eso
es lo que quiere legislarse en Chile, que personas que pueden padecer
sufrimientos, algunos subjetivos, se les autorice a que el Estado cargue con
estos costos y autorice a matarlos. Lo anterior es un problema psiquiátrico en
algunas personas llamado conducta
suicida, la cual se produce generalmente por el abuso de medicamentos psicoactivos, drogas o
enfermedades mentales, esto último inhabilita a esta persona a pedir eutanasia por
no estar en su sano juicio. La asociación Médica Mundial en su asamblea
general de 2019 señaló: “la AMM reitera su fuerte compromiso con los principios
de la ética médica y con que se debe mantener el máximo respeto por la vida
humana; por lo tanto se opone firmemente a la eutanasia y al suicidio con ayuda
médica”.
En el País Vasco se aprobó
la Ley de Eutanasia (2021) estableciendo el “derecho a matarse con ayuda médica” y va más allá se formará a los
eutanasiadores a través de videos para aplicar distintas técnicas de muerte
asistida. Serán profesionales de la salud y requerirán la firma de la persona
con un sucinto comunicado. Se plateó acá la pregunta de si ésta firma o
autorización podría ser obtenida por coerción ya que la ley no previó esta
situación.
La OMS y la Asociación
Médica Mundial definen a la eutanasia como “el acto deliberado de poner fin a
la vida, a petición propia o de algún familiar, donde el médico provoca
deliberadamente la muerte del paciente” (Sierra 2007).
En 2014 se propone en Chile
el primer proyecto de “derecho a una muerte digna” (9.602-11) propiciado por la
izquierda chilena a través de los senadores Rossi, De Urresti (socialistas),
Girardi (PPD) y Navarro (PRO). El fin perseguido por este proyecto era que el
Estado asumiera los casos de pacientes terminales y que entregara los recursos
para que se desconectaran (eutanasia pasiva o negativa) o aplicarles
inyecciones letales (eutanasia activa o positiva) para que murieran en
condiciones que sus cercanos quisieran o el propio enfermo dispusiese. Se
propuso la creación de un testamento vital u holográfico (escrito por el propio
enfermo y sin las formalidades que exige la ley) y que incluso podía redactarse
por un tercero. Por último quiso crear la figura del curador mortis o sea aquel
encargado de cumplir con las disposiciones del enfermo e incluso ayudarle a
morir. Los pilares en que este proyectó se basó fueron autonomía y dignidad.
Este proyecto fue rechazado
por mayoría pues violaba:
1. La Constitución Política art. 19 Nº1 el derecho a la vida
y a la integridad física y psíquica.
2. la ley de derechos de los pacientes Nº20.5844 que
persigue el respeto a la vida aun a pesar del enfermo. “En ningún caso el rechazo a tratamientos podrá tener como objetivo la
aceleración artificial de la muerte, la realización de prácticas eutanásicas o
el auxilio al suicidio”.
3. Código Sanitario DFL 725 (31/1/68) Artículo 54: “Se considerará que desde el punto de vista
sanitario se engaña al público y se perjudican los intereses de la población,
cuando por medio de publicaciones, proyecciones y transmisiones o cualquier
otro sistema de propaganda audio-visual, se ofrezcan o anuncien los servicios
de persona o personas que no están facultadas legalmente para ejercer la
medicina y demás ramas relacionadas con la prevención o curación de la
enfermedades. Asimismo, no podrán anunciarse como productos medicinales,
nutritivos o de utilidad médica sino aquellos que hayan sido autorizados o
reconocidos como tales por el Servicio nacional de Salud”.
Una de las opositoras fue la senadora
en aquel entonces Goic (DC) recientemente curada de un cáncer (linfoma Hodgkin
2012), además de senadores Van Rysselberghe (Chile Vamos) y Chahuán (RN).
El Minsal en estudio realizado
en 2019 estableció que en Chile 220 mil personas mayores de 18 años han
intentado suicidarse (encuesta nacional de salud 2016/17) y han ideado un plan
para aquello. Lo anterior estableció que en Chile por política pública se
notifique obligatoriamente por las entidades sanitarias de intentos de
suicidio, para ayudar a estas personas en tratamientos que les correspondan por
cada 5 hombres hay 1 mujer suicida. La Región de Los Lagos es la donde más
gente se suicida y la Región de Antofagasta ocupa el 9 lugar (Conductas
suicidas en Zonas Extremas Matías Irarrázabal 2019). Recordar que en el mundo
se conmemora el día mundial de prevención del suicidio todos los 10 de Septiembre
(Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio IASP).
Un concepto más moderno y
ético de eutanasia lo da el jurista español Jiménez de Asúa “muerte tranquila y sin dolor, con fines
libertadores de padecimientos intolerables y sin remedio, a petición del
sujeto, o con objetivo eliminador de seres desprovistos de valor vital, que
importa a la vez un resultado económico, previo diagnóstico y ejecución
oficiales” (Alejandro Leiva Revista de Derecho UCV 2013 2º semestre). Nuestros
juristas igual tiene dos bandos: aquellos que indican que apoyarla “no es tomar
partido por la muerte (Agustín Squella) o que “no existe el derecho a terminar
con vida alguna” (Raúl Madrid Revista del Abogado nº62 2014). Hubo mucho debate
dentro del Colegio de Abogados de Chile dado que el suicidio asistido del
médico socialista Manuel Almeyda (Enero 2014) que decidió dejar de tratarse y
comer días antes de fallecer pues señaló “no se puede llevar una vida
insufrible e indigna”. Gran parte de los abogados chilenos no está a favor de
la eutanasia pues es evidente que se prestará para que inescrupulosos la
soliciten para quedarse con patrimonios ajenos, además es un evidente atentado
contra los derechos humanos.
Dado que con fervor en Chile
se eliminó la pena de muerte en 2001 (Ley Nº19.734) bajo el gobierno de Ricardo
Lagos que se basó en criterios humanitarios y cristianos (cultura próvida), toda
una contradicción pues el mandatario es agnóstico, se evadió legislar sobre el
tema de la eutanasia pues no era considerado en las reuniones de la
Internacional Socialista; sin embargo a partir del Foro de Sao Paulo y el Foro
de Puebla se mencionó a la eutanasia como preponderante para sembrar en la
juventud la idea de que el Estado es dueño de la vida de las personas, que
éstas igualmente pueden decidir cuándo morir, que se prefiere una vida con más
juventud y que los enfermos terminales son un lastre para la sociedad (Agenda
2030 Foro Sao Paulo, España y Tradición 18/1/21 Ernesto Ladrón de Guevara).
Colofón: “Lo único peor a que se te muera un hijo es que quiera
morirse” (Joan Dalmau actor español).
El desearse uno mismo la
muerte, por la razón que sea, impone un desgaste emocional que abarca a la familia
y entorno; sin embargo, actualmente las ideas suicidas predominan por dos
causas: la infinidad de sustancias que los individuos se meten al cuerpo y un
alejamiento de los valores tradicionalistas. Eso conlleva a la proliferación de
la cultura de la muerte que hoy vemos a diario y que grupos sectarios promueven
para imponer ideas avalóricas y antiéticas y plantear una sociedad donde el
tener fe, morir pacíficamente o el avance objetivo de las ciencias no tienen
cabida, por ello una sociedad sin educación, con problemas de aprendizaje y
carencia valores morales es el caldo de cultivo perfecto para que la eutanasia
sea ensalzada como el factótum de estas ideologías.
Así, personas sanas en su
mayoría, serán las que determinarán que enfermo morirá, incluso inculcando en
él este anhelo; más aún, una persona sana físicamente pero que estime que no
quiere vivir más (por ejemplo, para donarle sus órganos a un hijo) puede optar
a ser eutanasiado para cumplir un fin “altruista”, pues se presume somos dueños
de nuestra vida y nuestros cuerpos y podemos hacer con él lo que queramos
violando lo que se conoce como dignidad de todo cuerpo humano o un don sagrado
(nosotros no lo pedimos, mantenemos o formamos viene dado y hay que cuidarlo y no
atentar contra él)…
Sin embargo, si una persona quiere suicidarse, lamentablemente puede hacerlo, estando sana o enferma, NINGUNA LEGISLACIÓN IMPIDE EL SUICIDIO y cualquier ley que trate de legislar al respecto para autorizarlo es absurda. Distinto es imponer a los médicos la obligación de matar a otro por estar enfermo. Legislar para esto último es antiético pues la medicina busca preservar y aumentar la esperanza de vida. Sólo legislaciones totalitarias poseen una cultura de la muerte como espíritu de sus leyes y obliga a profesionales a practicarla (verbigracia: en China no se conoce el Síndrome de Down pues se aborta a estos menores (libro “Gracias a la Vida” del futbolista argentino Walter Montillo) a propósito de su hijo y su experiencia en ese país comunista. Editorial Planeta 2021, pág. 24 17/5/21 LUN, mantiene vigente la pena de muerte y no hay estadística sobre eutanasias).
Ver agonizar a un ser
amado, es algo terrible, uno cuestiona todo, pero por algo pasan las cosas y
aceptar la vida o el cuerpo que nos tocó es parte de la inteligencia del humano,
cualquier cosa que nos aleje de nuestra identidad crea un individuo falso y
poco inteligente. Las edades del ser humano de niño a anciano tampoco las
manejamos y hay que aceptarlas e ir acorde a ellas, el respeto a las personas y
no violentarlas por vestir un uniforme o profesar tal o cual creencia es
primordial y eso no ocurre hogaño, sobre todo con ancianos, a quienes se considera
un estorbo; por eso inculcar la eutanasia altera el normal pensar y promueve
esta idea violentista de aquellos que se creen dueños de la verdad apodíctica:
quienes vayan contra sus ideas deben ser eliminados.
Participar del suicidio de
una persona igualmente a nadie se lo puede obligar y presupone un sadismo y
voyerismo pues ¿para qué ayudar al suicida, que lo haga solo?. Con todo siempre
hay que privilegiar la vida y quien opine lo contrario y más encima quiera
destruirla es un error moral grave (Jimm Caminero Galicia Diario 21/02/20).
Matar es ir en contra de una ley natural, también de una ley natural-moral y al
mismo tiempo de una ley espiritual-religiosa esencial.
Haciendo un parangón: en la Pampa Salitrera,
específicamente en la Oficina Francisco Vergara, todos los 21 de Mayo a las 6
de la mañana en las casas se ponían las victrolas con el himno nacional y los
niños al pie de sus camas lo entonaban junto a sus padres, luego salían al
desfile con tenida y zapatos nuevos y al concluir les daban una bolsa de papel
café que contenía frutas y dulces, esta generación aun visita las tumbas de
sus familiares fallecidos que quedaron en el desierto cada primero de Noviembre
y no conozco ningún caso de un pampino que no haya dado todo por tener vivos a
sus padres y pensar siquiera en aplicarles la eutanasia, si hubieran enfermado
gravemente, al contrario, confiaban en Dios, en la Virgen y dejaban en sus
manos el dolor y padecimientos, agotando todos los medios médicos a su alcance.
Hogaño existen minorías en
los distintos estamentos y especialmente en partidos de izquierda que inculcan la cultura de la muerte en las
nuevas generaciones donde la eutanasia es vista como algo “bueno” y que da réditos
al Estado y a las familias. Éstas mismas personas han adoptado a la violencia
en todas sus formas para “expresar” su descontento con las antiguas tradiciones
como la familia, la religión, el Estado o instituciones surgiendo la figura de la muerte por piedad
como algo “lógico” equiparando a un ser humano con una presa animal cazada.
Algunos han citado hasta casos históricos “inventados” como el de los
Esquimales que dejaban en un iglú a sus ancianos para que fallecieran
congelados y solos, lo que se ha desmentido con descubrimientos arqueológicos y
tradiciones que aún perduran en este pueblo de protección y privilegios de los
ancianos (Medicina Legal Costa Rica ISS 2215, Abril 2001).
Dejar abandonado a un anciano
o a un niño recién nacido, cada día más se da en Chile. Datos de Encuesta Casen
2020 y Sename estiman que al año son abandonados 60 ancianos y 547 menores
aprox. Justamente a estos “familiares ejemplares” la eutanasia amplia o muerte
digna les parecerá aceptable pues dejar a un anciano o menor sin los cuidados
debidos es para que fallezca, (delito de abandono sancionado en arts. 2º Ley
20.047 (10/3/2010) y 347 Código Penal) dado que pueden perfectamente dejarlos
en alguna institución …
La eutanasia es siempre un homicidio tan
igual como un pelotón de fusilamiento o la inyección letal, hacer de su
práctica algo legal y por ende obligatorio, incluso elevarlo a un derecho
constitucional es establecer la cultura de la muerte como primordial en la
sociedad, siendo el primer paso para establecer un suicidio asistido en
personas sin enfermedades terminales y todo como un mecanismo subrepticio para
instaurar también un sistema de sucesiones intestadas a la medida de los
familiares supérstites.
El apresurar la muerte de
cualquier ser humano es reprochable y abyecto, pues sólo se persigue un
objetivo pecuniario: trasplante de órganos, comercio de los mismos, aumentar el
número de camas en hospitales e incluso solo eliminarlos por ser viejos
(reportaje CNN “El Mundo Sacrificó a sus ancianos en la carrera por proteger
los hospitales” 26/5/21); dejando de lado milagros médicos o que la ciencia avance
para mejorar la salud. Cómo explicar entonces los casos de cadáveres de corazón latiente (BBC 30/11/2016 Zaria
Gorvett). “Sus corazones siguen latiendo, orinan, sus cuerpos no se descomponen
y son cálidos al tacto, sus estómagos retumban, sus heridas se curan y sus
tripas pueden digerir alimentos… para las definiciones legales y médicas estos pacientes
están muertos”…
Esto ya se previó por el
politólogo estadounidense Zbigniew Brzezinski quien planteó en 1970 “ ciertos
sectores políticos aprovecharan las crisis ya sean provocadas o no, para meter
en cintura a la sociedad desprotegida, hacen ver que los medios prevalecen
sobre los fines, imponen todo tipo de medidas coercitivas para paliar las
consecuencias de las catástrofes para los problemas que ha creado el propio
sistema estableciendo una dictadura científica la cual no se discutirá y que
determinará quienes tienen derecho a vivir y quienes no, siendo el primer paso
matar a los ancianos mediante la eutanasia” (finanzas digital 4/08/2020)….
Asimismo, el que determinará
el dolor ajeno será el mismo que determinará quien podrá ser eutanasiado cuando
éste no pueda manifestarse, lo mismo que ya se está produciendo en pacientes de
Coronavirus en coma que han sido desconectados por orden médica dado que ya
estaban agonizando y se requerían más camas para otros pacientes (Juanita Nittla enfermera inglesa
“desconectar el respirador es algo muy traumático y doloroso. A veces siento
que soy responsable de la muerte de esa persona” Canal 24horas 22/4/20). Es un
hecho que en muchos países existen colegios médicos politizados que están muy
de acuerdo con las desconexiones y promueven esto masivamente lo que es un
error pues se aleja del juramento hipocrático (hoy promesa solemne del médico
para los no creyentes) que indica
“COMO MIEMBRO DE LA PROFESIÓN
MÉDICA, PROMETO SOLEMNEMENTE:
DEDICAR mi
vida al servicio de la humanidad;
VELAR ante
todo por la salud y el bienestar de mis pacientes;
RESPETAR la
autonomía y la dignidad de mis pacientes;
VELAR con el máximo respeto por la vida humana;
NO PERMITIR
que consideraciones de edad, enfermedad o incapacidad, credo, origen étnico,
sexo, nacionalidad, afiliación política, raza, orientación sexual, clase social
o cualquier otro factor se interpongan entre mis deberes y mis pacientes;
GUARDAR Y
RESPETAR los secretos que se me hayan confiado, incluso después del
fallecimiento de mis pacientes;
EJERCER mi
profesión con conciencia y dignidad, conforme a la buena práctica médica;
PROMOVER el
honor y las nobles tradiciones de la profesión médica;
OTORGAR a mis
maestros, colegas y estudiantes el respeto y la gratitud que merecen;
COMPARTIR mis
conocimientos médicos en beneficio del paciente y del avance de la salud;
CUIDAR de mi
propia salud, bienestar y capacidades para prestar una atención médica del más
alto nivel;
NO EMPLEAR
mis conocimientos médicos para violar los derechos humanos y las libertades
ciudadanas, ni siquiera bajo amenaza;
HAGO ESTA PROMESA solemne y libremente, empeñando mi palabra de honor
(Declaración de Ginebra, AMM 2017 Chicago).
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