jueves, 3 de junio de 2021

Tincanque Jurídico 8: Eutanasia En Chile. La Cultura de la Muerte.

     Exordio: Tincanque presenta una tesina de un tema en boga visto desde ópticas multidisciplinarias en especial la ética, esta última tan desusada en colegios, hogares e instituciones; usando un vocabulario coloquial culto-formal que se espera, induzca al lector a buscar significados y se interiorice en el tema y con una conclusión que admite certeza irrefutable. Con todo, hay que estar en el caso… no es llegar y hablar… pero ¿qué haría Ud. si su madre tiene un cáncer terminal?, o ¿si está muy deprimida y sólo desea morir?, ¿pensaría en la eutanasia como solución?.

       


Ética es que una madre saque a correazos a hijo que cometía destrozos en protesta “estudiantil” (8/11/2018 Bogotá), que una madre entregue a su hijo a las autoridades cuando comete un portonazo (30/3/21 Santiago), que un automovilista se entregue y resguarde al accidentado que él atropello (31/3/21 Juan Zamorano Colina), que un joven le devuelva el dinero que perdió en cajero a un anciano (Jaime Carmona Viña Del Mar  20/4/21), que joven delincuente se arrepienta de asaltar a mujer en mini market (23/4/21 Collipulli), que ladrones devuelvan bicicleta robada a medallista panamericano (Antonio Cabrera 26/4/21 Santiago) o que una madre no aborte o no mate a su madre moribunda pues son vidas independientes tan valiosas como la de ella…. Todos estos casos nos hacen recobrar la fe en la humanidad, aunque sean pocos y la mayoría de las veces no prime lo moral. Chile aún está muy lejos de llegar a una ética en el actuar de la población como ocurre, por ejemplo, en Inglaterra. Las otrora llamadas barras bravas (hooligans) que en 1985, producto de su desobediencia, invadieron un campo de fútbol donde aplastaron y mataron a 39 aficionados, hizo cambiar no sólo su legislación, sino la educación, desde la niñez ya se impone que la violencia en el fútbol es nefasta, y que debe primar el diálogo en todas las situaciones de la vida, pues promover lo contrario (apología de la violencia) sólo conducirá a perjuicios en especial… la muerte…. Hoy no existen rejas en los estadios ingleses, ¿se replicará esto algún día en Chile?…

       Procliminar: Se habla de bioética para tratar temas de preservar la vida humana desde su comienzo hasta su fin. Por eso hay que tener presente que no siempre las mayorías están en lo correcto en términos éticos, como lo demuestran muchos casos históricos y científicos (teocentrismo, terraplanistas, crucifixión; Rev. Francesa, Rev. Bolchevique, Inquisición, Covid-19, etc.), por eso debe propenderse a un actuar ético símil de todos y además tener filtros para determinar cuál es la información o noticia valedera y cuál es falsa o ideologizada, aunque una mayoría esté de acuerdo con ella. Rechazar las fake news y las informaciones tendenciosas hoy es crucial pues estamos en el Siglo de la Información, pero no de la ética. Un ejemplo de esto se da en los correos no deseados (spam), no hay nadie que se sienta feliz y encuentre útil información y auspicios que no solicitó y que pueden llegar a ser estafas. Parafraseando al “puma Rodríguez” que, en 1988, dijo “hay que escuchar la voz del pueblo”, no siempre ésta “voz” es amiga de la verdad y menos de la ética.

      Preocupa en algunos sectores que se haya aprobado en la Cámara de Diputados (79 votos a favor y 59 en contra) el “proyecto de muerte digna” para mayores de 18 años. En este proyecto se establecen dos tipos de exterminio de personas: una eutanasia simple y un suicidio médicamente asistido que consistiría en la prescripción de medicamentos que el enfermo terminal se autoadministre cuando lo estime y siempre que tenga una enfermedad “grave e irremediable. Este proyecto fue presentado en 2014 por el diputado de izquierda Vlado Mirosevic y su principal rostro fue la paciente Cecilia Heyder militante del Frente Patriótico Manuel Rodríguez autollamada “activista de derechos humanos”. Son 3 los requisitos que este proyecto platea, para comenzar (en propias palabras de Dra. Gladys Bórquez presidenta del Comité de Ética del Colegio Médico simpatizante comunista y ex directora del Hospital del Profesor): 1.Ser mayor de 18 años, 2. Que tenga residencia en Chile y 3.que tenga un problema de salud irreversible diagnosticado por 2 médicos especialistas.

      Son las juntas de vecinos quienes actualmente dan certificados de residencia y esto plantea el primer problema, no son “autoridades cualificadas” quienes determinaran este aspecto y en la práctica muchos barrios no son más que una extensión de partidos políticos, con lo cual muchos extranjeros acreditaran residencia para realizar un posible turismo de eutanasia. La Dra. Bórquez en audiencia ante la Cámara de Diputadas y Diputados plateo (7/06/2018) que esto es un “comienzo” pues se quiere que los menores de edad también sean incorporados para que decidan si quieren o no seguir viviendo. Se plantean sub requisitos en este proyecto (boletín Comisión de Salud 9.644 9/7/2014 diputados Karol Cariola, Marcela Hernando, Giogio Jackson, Tucapel Jiménez): i. encontrase consciente en el momento de la solicitud, ii. contar con un certificado psiquiátrico o sólo médico de estar en sano juicio y iii. manifestar su voluntad de manera expresa, razonada, libre y por escrito. La manifestación de voluntad debe hacerse ante 2 testigos imparciales (no familiares) la que puede ser suplida por el director del hospital o cualquier otra persona que no tenga un interés patrimonial en la muerte del declarante. Surge acá el concepto de capacidad continuum usado en España. La abogada barcelonesa María Casado, creadora del Observatorio de Bioética y Derecho (OBD en 1995) Unesco señala que debe llevarse necesariamente una estadística de cada persona en cuanto a su conductividad desde la niñez, para determinar el continuum, o sea que la persona no sufre algún trastorno psiquiátrico de impulso suicida; además de tantear a las familias que fomenten estas conductas (directa o indirectamente). En Chile estamos a años luz de este tipo de registros que permitirían no sólo salvaguardar la vida de seres humanos, sino evitar que lleguen a formar familia u ocupar cargos públicos personas trastornadas.

      En Calama dos médicos veterinarios inocularon con vacuna de cánidos a seres humanos indicando, por medio de un estudio falso, que prevenía contra coronavirus. Este caso es de bioética ya que la automedicación o inocular a seres humanos con vacunas para animales está penalizado como ejercicio ilegal de la profesión de médico (art. 363 del Código Penal) y realizar diagnósticos improducentes (art. 318 Código Penal). Se hicieron acreedores además de una multa de 180 UTM (aplicación de arts. 112 y 174 Código Sanitario ejercicio ilegal e incumplimiento medidas sanitarias). Este caso dio la vuelta al mundo por lo “ridículo” de que personas se hayan vacunado pagando a sabiendas que era un veterinario y no un médico quien las inoculaba. Otra transgresión al Código Sanitario y normas de bioética ocurrió en Recoleta donde el alcalde comunista Daniel Jadue importó sin autorización, el medicamento ruso Avifavir transgrediendo las normas del Ministerio de Salud y de la propia OMS ya que no son vacunas específicas para Covid-19, incluso con su propia correligionaria presidenta del Colegio Médico tuvo diferencias. Lo grave es que esta persona no es ni siquiera médico y no tiene idea de lo que está introduciendo a la comunidad, está pendiente la sanción administrativa respectiva (Resolución Exenta 1731 ISP 202, art. 9º Ley Nº10.336, solicitud Contraloría E73803/2021) por los montos en que se compraron las dosis. El art. 14 del Código Sanitario señala al respecto: “Corresponderá al servicio Nacional de Salud la supresión de cualquier factor que, originado en un territorio municipal, ponga en peligro la salud, seguridad o bienestar de la población”…. Cabe acá la pregunta ética ¿experimentaría con medicamentos en Ud. o en sus hijos que no son para humanos, que no están probados y que le pueden producir la muerte?. 

       Toda noticia o información que contenga la palabra “muerte de una persona” debe causarnos atención, sobre todo si se trata de instaurar una cultura de la muerte. Gonzalo Miranda profesor de bioética (Universidad Católica Del Sacro Cuore Roma) y César Gutiérrez-Samperio (profesor de medicina UA Querétaro) señalan que es aquella que “proviene de una visión social que considera a la muerte de los seres humanos con cierto favor, lo cual se traduce en una serie de actitudes, comportamientos, instituciones y leyes que la favorecen y provocan.”.

        La muerte es un fenómeno natural que desde que nacemos está presente; la ley la llama un plazo fatal incierto, pues se sabe que ocurrirá pero no se sabe cuándo. En todas las culturas, religiones, en la ciencia, significa el fin de nuestra existencia, el no volver jamás a ver al ser amado y especialmente comprender lo finitos que somos, que nuestro cuerpo comenzará su descomposición apenas ocurra y se le rehúye lo más que se pueda. Una legislación en Chile de muerte asistida a quienes padezcan alguna enfermedad mortal, ¿podría transformarse en la práctica en una eutanasia libre, gratuita y asequible? como aún se pretende con el aborto. Más aún ¿tendrán alguna relación las campañas de donaciones de órganos y abortos (médula ósea) con la eutanasia, sobre todo si médicos y relacionados con la salud se pueden lucrar con estas normativas?.

         La Real Academia la define como el “acto de provocar intencionalmente la muerte de una persona que padece una enfermedad incurable para evitar que sufra”.

        Quizás el primer caso de eutanasia sea el del filósofo griego Sócrates que en 399 AC fue condenado por el Heliea a morir por ateo y corromper a la juventud. Sócrates prefirió ingerir cicuta y suicidarse asistido por sus discípulos. Si bien no estaba enfermo terminal, realizó lo que hoy se pretende legislar: una muerte asistida autorizada por un tribunal.

        Preámbulo. “No importa cómo muere un hombre, sino cómo vive. El acto de morir no es importante, dura tan poco tiempo” (Samuel Johnson).

        Si uno estudia las distintas creencias, planteamientos filosóficos y la tanatología la regla general es el respeto y admiración de la vida. Ésta hasta hoy sigue siendo un misterio y hay distintas teorías o pseudoteorías que intentan explicar su origen: Abiogénesis (generación espontánea 1620 Van Helmont), Panspermia (Litopanspermia 1908 Arrhenius), Biosintética (acorde al Big Bang 1924 Oparin), Paleocontacto (Antiguos Astronautas 1964 Von Däniken) y Creacionismo (Diseño inteligente 1984 Thaxton), pero nadie sabe a ciencia cierta de donde viene la vida y también por qué existe la muerte.

       No existen teorías que intenten explicar la muerte, salvo el Biocentrismo (1970 Naess. Devall) que en una de sus partes la define como un hecho biológico que no pone fin a la existencia pues la vida no pertenece al ser humano, es un hecho que abarca a todos los seres del universo y por ende la muerte es un estadio más de la vida y no significa el fin de ésta.

       Hay otros que van más allá: El biólogo francés Jean Rostand dijo en 1958: “Les he venido a hablar del hombre del Siglo XXI… los humanos somos una especie muy estable, una especie que no ha cambiado en cincuenta mil años y que muy probablemente no volverá a cambiar … el progreso científico cambiara la condición humana y los hábitos humanos, sobre todo nuestro comportamiento reproductivo.. se podría llegar a un homo biologicus.. uno de los cambios que habrá el año 2000 es que existirá una esperanza de vida más elevada”. La posibilidad de que, a través de la ciencia, se llegue a ser eterno o por lo menos vivir más de 200 años (como la edades bíblicas) no estaría tan lejos y la eutanasia sería una cosa del pasado o mal vista. Aubrey Grey biólogo inglés trabaja en la senescencia negligible ingenerizada con el objetivo que el ser humano viva hasta los mil años, como lo publicó en 2005 (Methuselah Foundation). Nuestro compatriota, recientemente fallecido, el biólogo Humberto Maturana, en su obra “De Máquinas y Seres Vivos” (1972) estableció el concepto de autopoiesis coincide con la idea de que un sistema biológico se autorreproduzca. “La pregunta básica que me hice fue ¿qué es lo vivo y qué muere, o qué tiene que estar pasando en su interioridad, en un ente, para que yo, mirándolo desde afuera, pueda decir que es un ser vivo”. El sistema humano está continuamente creándose a sí mismo, por lo tanto, reparándose, manteniéndose y modificándose, por ejemplo una herida que sana, creer que esto no pasará rompe una regla básica que es la continuidad de la vida y por ende la eutanasia es un concepto cruel que no deja que un cuerpo tenga el final natural a que todo ser vivo debe llegar.

      Mención aparte merece la criogenia en humanos, esto es, el proceso que congela el cuerpo humano o sólo el cerebro, con la esperanza que en un futuro la tecnología pueda sanarlo, revivirlo o trasplantarlo y finalmente “resucitar”. El primero en el mundo, James Bedford (56 años criogenizado en Cryocare Phoenix) murió y fue congelado, pero ¿una persona viva y sana puede pedir su criogenia?  ¿un enfermo terminal puede pedir criogenia en vez de eutanasia?. La premura en sentar la eutanasia por sectores de izquierda extrema  ha manifestado el gran interés no por la vida (pues tendrían como opción ser antiaborto) sino ¿por quién tiene derecho a terminarla?, siendo subrepticiamente este sector de la población el que en definitiva podría establecer la bioética del mundo.

       La película Americana “Hover” (flotando, 2018) plantea el contrato de eutanasia: “cuidados compasivos”, mediante el cual el que desea morir, que necesariamente debe estar enfermo incurable, paga a una empresa privada para que, llegada cierta fecha, lo asista mediante gases letales que le provocaran un sueño del que nunca despertará (hipercapnia permisiva). Esta visión futurista puede darse perfectamente como ya sucede en USA con las clínicas abortivas, o sea clínicas de eutanasia. Lo raro de todo este film es que plantea una vida donde los drones han ocupado los espacios humanos (policía, riego de campos, cosechas) y que ciertas compañías multinacionales se quedan al final con las tierras de los eutanasiados.

       Con lo dicho, ¿por qué hay seres humanos que piensan que matar a otro es bueno cuando está enfermo?, ¿por qué no cuidarlo y darle amor hasta su fin?. ¿Quién determinará la gravedad de la enfermedad?. ¿Una persona sana de cuerpo puede preferir la eutanasia por problemas psiquiátricos?. Las anteriores preguntas son nuevamente plausibles pues cada persona, cada familia tiene el derecho a elegir qué hacer con su familiar, la ley o el Estado no deben obligar a nadie a matar a un familiar enfermo en caso que se apruebe una ley de eutanasia amplia. Un ejemplo de lo anterior es la Ley de Aborto chilena que, en la práctica más un 61% de los médicos del Hospital Regional de Antofagasta no lo practican y son objetores de conciencia y de cada 3 mujeres violadas sólo una se practica aborto (pág. 04, La Estrella Antofagasta 21/04/21), o sea se hizo una ley poco usada en desmedro de legislar asuntos más objetivos como una Nueva Ley de Arriendo que de por sí beneficiaria a miles de propietarios que no pueden desalojar a arrendatarios morosos, lo que demuestra más aun el aprecio por la cultura de la muerte.

        Para evitar malos entendidos, esta corriente promuerte instauró el concepto de muerte digna o por piedad dado que se puede prestar para que familiares maten a su pariente para quedarse con herencias, que el Estado elimine a grupos etarios o enfermos (eugenesia que se practicó en la Alemania nazi), sobre todo los casos de las famosas viudas negras (mariticidio) o aquellas esposas que daban muerte lenta a sus consortes y que pedían auxilio de médicos para parar sus sufrimientos (Belle Gunnes cometió 42 asesinatos 1900, Betty Neumar mató a 5 maridos 1970; en Chile Rosa Faúndez 1923). Sobre esto último se recomienda leer el libro de Alia Trabucco “Mujeres que Matan” que habla justamente de que la mujer, otrora débil e incapaz de matar, actualmente se confabula con una sociedad que le permite quedar impune al no investigar a fondo casos de desapariciones o muertes por “raras enfermedades” de sus parejas en donde siempre terminan quedándose con sus bienes (Tajamar Editores 2019).

       Para todas estas personas o Estados la eutanasia vendría a ser la herramienta perfecta para controlar a grupos opositores, pero salta la pregunta ética que se hacía en la famosa canción folclórica chilena “El Corralero”, precisamente plantea esta dicotomía ¿clavar en su pecho un cuchillo (eutanasia activa o directa) o dejarlo morir de viejo?. El llamado “tiro de gracia” del cazador a su presa… para que no sufra más….

        ¿Qué primará en esta decisión?. Para los cristianos y que profesen alguna fe siempre está latente un milagro; para un ignóstico primará el criterio científico, para un ateo o agnóstico primará su decisión por sobre la ciencia, o sea para tomar la decisión de practicar una eutanasia, sobre todo positiva siempre habrá un ingrediente subterráneo: dejar de pagar tantos gastos en la clínica, estar aburrido con el enfermo, casarse de nuevo, etc. Verbigracia: caso de Gustavo Cerati cuyos parientes (incluida su ex mujer la chilena Cecilia Amenábar) jamás pidieron su eutanasia hasta que dejó de existir naturalmente luego de 4 años en coma; el Estado Argentino no los obligó a desconectarlo, como sería el caso de una Ley de Eutanasia Amplia, donde se da un plazo máximo para tener enfermos en hospitales.

            En términos simples existe sólo una eutanasia, la legal que no es sino la autorización que da la ley a médicos para, a través de actos positivos, terminen con la vida de un ser humano que irremediablemente no es viable por padecer una enfermedad terminal, haya sufrido un accidente grave o haya sobrevivido a un atentado quedando sin posibilidad de comunicación. En todos estos casos el paciente está impedido de dar su voluntad y es la ley que permite, previa certificación médica, una muerte asistida, aun sin la presencia de familiares.

            En Chile existe una eutanasia pasiva, indirecta o de desconexión desde 2012. Es una decisión personal y familiar en último caso al estar impedido de voluntad el enfermo terminal y no se requiere una ley para consagrarla, seria gastar de más en el Parlamento. Es un derecho establecido en la Ley de Derechos y Deberes del Paciente (Ley Nº20.584 24/4/2012): derecho a rechazar o suspender un tratamiento médico (art. 14). En Chile un enfermo terminal de cáncer se puede ir a su casa y esperar su fin ahí, nadie le puede obligar a pasar sus últimos días en un nosocomio. Esta legislación es acorde con la declaración de la Asociación Médica Mundial que en 1981 estableció la Declaración de Lisboa. Derecho a la autodeterminación “de modo que el paciente adulto, mentalmente competente, tiene derecho a dar o negar su consentimiento para cualquier examen, diagnóstico o terapia”. Esta decisión no procede: a) cuando exista riesgo para la salud pública, b) la condición de salud de la persona implique riesgo vital o secuela funcional grave y el paciente no se encuentre en condiciones de expresar su voluntad ni sea posible obtener el consentimiento de su representante legal, apoderado o de la persona a cuyo cuidado se encuentre y c) cuando la persona se encuentre en incapacidad de manifestar su voluntad y no es posible obtenerla de su representante legal, por no existir o no ser habido (Alejandra Zúñiga U. Diego Portales Revista Médica Vol. 141 Enero 2013).

            Si una persona, que no sea médico, realiza el suministro de medicamentos (quizás el más famoso Pentobarbital) o venenos para ayudar a morir a otra persona aun con el  consentimiento “expreso” de ésta, comete el delito de asistencia al suicidio (art. 393 del Código Penal) y sufrirá la pena de presidio menor en sus grados medio a máximo sólo si la persona fallece (de 541 días a 3 años y 1 día). Existe un proyecto de ley (Moción 12241.04 2018) donde se pretende incorporar el delito de “inducción al suicidio” para ello se quiere modificar la Ley General de Educación y el artículo 393 precitado basándose en casos de suicidios de adolecentes escolares provocados por bulling (Camila Vallejo, Húgo Gutiérrez (PC)), en ninguna parte de este proyecto se intenta crear una figura especial para el pariente que induzca al suicidio para obtener un provecho económico, así que ésta ley está demás también, toda vez que ya se castiga al ciberbulling o acoso escolar.

          En Chile suicidarse no es un ilícito, la persona aunque sobreviva no irá a la cárcel y el que le vendió el “veneno” tampoco si este último no pudo saber de las intenciones suicidas. Lo anterior deja sentada una posición de cultura de la muerte apoyada por algunos parlamentarios que tratan de cuidar al suicida sano físicamente que por bulling atentó contra su vida en desmedro de un no nacido al que le niegan la calidad de persona y el derecho a vivir propiciando el aborto amplio…..

            Quizás el activista más famoso fue el armenio y ateo Jack Kevorkian (Dr. Muerte). Radicado en USA en los años setentas creó una máquina que contenía inyecciones letales que los propios “pacientes” accionaban; alcanzó a matar a 130 personas (quizás fueron más) aun sin estar éstas conscientes o ser enfermos terminales sino sólo con depresión, “ayudando a familiares” quienes le pagaban. Fue sentenciado a 25 años en Michigan e indultado por razones de salud en 2007, él no se aplicó la eutanasia….. Un caso símil fue el de la técnica en enfermería española Beatriz L.D. (ángel de la muerte) que inyectaba aire a pacientes geriátricos sin su consentimiento sólo porque no quería verlos sufrir. Con sus tatuajes y pelo de colores, manifestaba en sus redes sociales su “amor” por la vida. Fue sentenciada por el tribunal de Justicia de Madrid a 20 años de cárcel (24/2/20 Redacción Médica). Mención especial “merece” el nazi Josef Mengele que practicó abominables experimentos en prisioneros judíos en Auschwitz (1942), de todas las edades y que al final terminaba inyectándolos para que no sufrieran más… En Chile casos de suicidios de adultos mayores como el matrimonio de Elsa Ayala (89) y Jorge Olivares (84) que en 2018 murieron por el uxoricidio del marido y posterior suicidio por tiro en la cien aduciendo en carta que “Chile no es un país para viejos”, nunca se pudo comprobar si hubo un pacto de muerte por piedad entre ambos. Se estima que en Chile en los próximos 20 años el mayor grupo etario será la tercera edad, ha subido el número de éstos institucionalizados (o al resguardo de un asilo) y sus pensiones podrían explicar el por qué ciertos sectores políticos y sociales deseen tener con prontitud una ley de eutanasia…..

           Las jóvenes fallecidas Paula Díaz de Talca (20) y Valentina Maureira (15) la primera sin un diagnóstico de una enfermedad inhabilitante la segunda con una enfermedad autoinmune hereditaria (fibrosis quística) fallecieron pidiendo su eutanasia sin que se las diera la presidenta de aquel entonces Michel Bachelet, ambas menores imploraban pues no aguantaban el dolor o vivir así. La prevención de enfermedades autoinmunes en países desarrollados evita que procreen personas con fibrosis cuya detección se hace por el gen de FQ, en Chile es optativo este examen; acá no se trata de abortar a un menor que va a sufrir, sino que el eventual padre o madre evite el riesgo de traer al mundo a un menor que se sabrá viene con problemas, o sea debe primar el criterio de los padres, lamentablemente en Chile hay infinidad de problemas de salud en los menores porque sus progenitores no los han traído conscientemente (embarazos no planificados); el ritmo de la vida actual en la juventud con el consumo de drogas, alcohol, promiscuidad, mala nutrición, falta de higiene básico y sobre todo que sus familias no les inculquen una paternidad responsable genera la proliferación de casos de enfermedades congénitas casi irrecuperables donde se le pide al Estado que se haga cargo de situaciones perfecta y racionalmente evitables. En todos estos casos de guaguas que no pueden expresarse ¿sus padres podrían pedir la eutanasia por considerar que sufren y padecen dolor?.

           Otro cuestionamiento se revela: ¿quién determina el dolor o sufrimiento para que una persona quiera morir?. La chilena Ximena Dávila en 1997 establece que el dolor posee un origen cultural que en realidad no existe más que en la mente y no en el cuerpo (Habitar Humano 2007). A diferencia de la “singular” apreciación del dolor de la compatriota, según la ciencia médica el dolor físico es “una experiencia sensitiva y emocional desagradable, asociada a una lesión tisular o potencial”.  La OMS habla del dolor iatrogénico que puede llevar a una persona a no querer vivir y que resulta de haber agotado los métodos médicos. Esta entidad establece una escala de analgésicos para administrar a pacientes: Escalón I (analgésicos no opioides y coanalgesicos Paracetamol-Metamizol), Escalon II (opioides débiles coanalgéiscos: Codeina-Tramadol), Escalon III (Opiodes potentes Morfina-Oxicodona-Fentanilo-Metadona-Buprenorfina) y Escalón IV (métodos invasivos quimioterapia-radioterapia). Se concluye que “se deben identificar y evaluar los síndromes dolorosos más comunes en pacientes oncológicos” y que dependerá de cada paciente el resistir mejor a un tratamiento, la ciencia médica sobre el tratamiento del dolor tiene sus límites (F. Puebla Díaz Oncología Barcelona Vol. 28, Nº3, 2005). Sin embargo existe una enfermedad que hace que las personas no sientan dolor físico alguno (CIPA o insensibilidad congénita al dolor) que es un enfermedad genética que además implica la incapacidad de sentir temperaturas y cambios en el sudor.

         El caso de Robertito, el que fue asesinado por un tiro propinado por su hermano médico de iniciales J.M. en complicidad con su madre (E.S.) y enterrado en el desierto cerca de Antofagasta pues ya no lo podían cuidar más y estaba sufriendo (dolor) y ello los facultaba para cometer parricidio (eutanasia activa) dado que Robertito padecía de una enfermedad irrecuperable y el médico tenía que irse a trabajar a Venezuela al gobierno de Hugo Chávez (Cooperativa 20/8/2019). Indicó el hermano del año “la idea era que se durmiera para que no sintiera nada”, la madre del año agregó “no quería soltarlo, lo apretaba contra mí y le hacía cariño”….

         Por lo anterior, surgen acá los llamados cuidados paliativos, esto es, tratar, a través de medicamentos (algunos incluyen el uso de “marihuana medicinal”) minimizar los estragos que causa una enfermedad, sobre todo el dolor, percepción que dependerá de cada persona. Según la Dra. Olga González Tobón, especialista colombiana en oncología, estos comprenden: 1.manejo de los síntomas asociados a la enfermedad, incluyendo el dolor, 2.mejorar el confort del paciente y su familia y 3.apoyo y educación a las familias en caso de que el paciente esté en casa. En ningún caso se entenderá que se le regalen o vendan medicamentos para que se quite la vida, como ocurre en algunas legislaciones que lo autorizan (suicidio asistido legal Alemania, Australia, Bélgica, Canadá, España, Luxemburgo, Holanda, Suiza y algunos Estados de EEUU (California, Washington, Hawái) previa a evaluación del NIMH (Instituto Nacional de Salud Mental USA)).           

            Cuando una persona decide quitarse la vida pero no tiene el valor para cometer suicidio y contrata ya sea a un médico o un lego se llama a esto suicidio asistido. Ninguna ley en el mundo debe promover el suicidio asistido y eso es lo que quiere legislarse en Chile, que personas que pueden padecer sufrimientos, algunos subjetivos, se les autorice a que el Estado cargue con estos costos y autorice a matarlos. Lo anterior es un problema psiquiátrico en algunas personas llamado conducta suicida, la cual se produce generalmente por el abuso de  medicamentos psicoactivos, drogas o enfermedades mentales, esto último inhabilita a esta persona a pedir eutanasia por no estar en su sano juicio. La asociación Médica Mundial en su asamblea general de 2019 señaló: “la AMM reitera su fuerte compromiso con los principios de la ética médica y con que se debe mantener el máximo respeto por la vida humana; por lo tanto se opone firmemente a la eutanasia y al suicidio con ayuda médica”.

           En el País Vasco se aprobó la Ley de Eutanasia (2021) estableciendo el “derecho a matarse con ayuda médica” y va más allá se formará a los eutanasiadores a través de videos para aplicar distintas técnicas de muerte asistida. Serán profesionales de la salud y requerirán la firma de la persona con un sucinto comunicado. Se plateó acá la pregunta de si ésta firma o autorización podría ser obtenida por coerción ya que la ley no previó esta situación.

          La OMS y la Asociación Médica Mundial definen a la eutanasia como “el acto deliberado de poner fin a la vida, a petición propia o de algún familiar, donde el médico provoca deliberadamente la muerte del paciente” (Sierra 2007).

          En 2014 se propone en Chile el primer proyecto de “derecho a una muerte digna” (9.602-11) propiciado por la izquierda chilena a través de los senadores Rossi, De Urresti (socialistas), Girardi (PPD) y Navarro (PRO). El fin perseguido por este proyecto era que el Estado asumiera los casos de pacientes terminales y que entregara los recursos para que se desconectaran (eutanasia pasiva o negativa) o aplicarles inyecciones letales (eutanasia activa o positiva) para que murieran en condiciones que sus cercanos quisieran o el propio enfermo dispusiese. Se propuso la creación de un testamento vital u holográfico (escrito por el propio enfermo y sin las formalidades que exige la ley) y que incluso podía redactarse por un tercero. Por último quiso crear la figura del curador mortis o sea aquel encargado de cumplir con las disposiciones del enfermo e incluso ayudarle a morir. Los pilares en que este proyectó se basó fueron autonomía y dignidad.

         Este proyecto fue rechazado por mayoría pues violaba:

1.      La Constitución Política art. 19 Nº1 el derecho a la vida y a la integridad física y psíquica.

2.      la ley de derechos de los pacientes Nº20.5844 que persigue el respeto a la vida aun a pesar del enfermo. “En ningún caso el rechazo a tratamientos podrá tener como objetivo la aceleración artificial de la muerte, la realización de prácticas eutanásicas o el auxilio al suicidio”.

3.      Código Sanitario DFL 725 (31/1/68) Artículo 54: “Se considerará que desde el punto de vista sanitario se engaña al público y se perjudican los intereses de la población, cuando por medio de publicaciones, proyecciones y transmisiones o cualquier otro sistema de propaganda audio-visual, se ofrezcan o anuncien los servicios de persona o personas que no están facultadas legalmente para ejercer la medicina y demás ramas relacionadas con la prevención o curación de la enfermedades. Asimismo, no podrán anunciarse como productos medicinales, nutritivos o de utilidad médica sino aquellos que hayan sido autorizados o reconocidos como tales por el Servicio nacional de Salud”.

        Una de las opositoras fue la senadora en aquel entonces Goic (DC) recientemente curada de un cáncer (linfoma Hodgkin 2012), además de senadores Van Rysselberghe (Chile Vamos) y Chahuán (RN).

       El Minsal en estudio realizado en 2019 estableció que en Chile 220 mil personas mayores de 18 años han intentado suicidarse (encuesta nacional de salud 2016/17) y han ideado un plan para aquello. Lo anterior estableció que en Chile por política pública se notifique obligatoriamente por las entidades sanitarias de intentos de suicidio, para ayudar a estas personas en tratamientos que les correspondan por cada 5 hombres hay 1 mujer suicida. La Región de Los Lagos es la donde más gente se suicida y la Región de Antofagasta ocupa el 9 lugar (Conductas suicidas en Zonas Extremas Matías Irarrázabal 2019). Recordar que en el mundo se conmemora el día mundial de prevención del suicidio todos los 10 de Septiembre (Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio IASP).

       Un concepto más moderno y ético de eutanasia lo da el jurista español Jiménez de Asúa “muerte tranquila y sin dolor, con fines libertadores de padecimientos intolerables y sin remedio, a petición del sujeto, o con objetivo eliminador de seres desprovistos de valor vital, que importa a la vez un resultado económico, previo diagnóstico y ejecución oficiales” (Alejandro Leiva Revista de Derecho UCV 2013 2º semestre). Nuestros juristas igual tiene dos bandos: aquellos que indican que apoyarla “no es tomar partido por la muerte (Agustín Squella) o que “no existe el derecho a terminar con vida alguna” (Raúl Madrid Revista del Abogado nº62 2014). Hubo mucho debate dentro del Colegio de Abogados de Chile dado que el suicidio asistido del médico socialista Manuel Almeyda (Enero 2014) que decidió dejar de tratarse y comer días antes de fallecer pues señaló “no se puede llevar una vida insufrible e indigna”. Gran parte de los abogados chilenos no está a favor de la eutanasia pues es evidente que se prestará para que inescrupulosos la soliciten para quedarse con patrimonios ajenos, además es un evidente atentado contra los derechos humanos.     

       Dado que con fervor en Chile se eliminó la pena de muerte en 2001 (Ley Nº19.734) bajo el gobierno de Ricardo Lagos que se basó en criterios humanitarios y cristianos (cultura próvida), toda una contradicción pues el mandatario es agnóstico, se evadió legislar sobre el tema de la eutanasia pues no era considerado en las reuniones de la Internacional Socialista; sin embargo a partir del Foro de Sao Paulo y el Foro de Puebla se mencionó a la eutanasia como preponderante para sembrar en la juventud la idea de que el Estado es dueño de la vida de las personas, que éstas igualmente pueden decidir cuándo morir, que se prefiere una vida con más juventud y que los enfermos terminales son un lastre para la sociedad (Agenda 2030 Foro Sao Paulo, España y Tradición 18/1/21 Ernesto Ladrón de Guevara).

             Colofón: “Lo único peor a que se te muera un hijo es que quiera morirse”   (Joan Dalmau actor español).

          El desearse uno mismo la muerte, por la razón que sea, impone un desgaste emocional que abarca a la familia y entorno; sin embargo, actualmente las ideas suicidas predominan por dos causas: la infinidad de sustancias que los individuos se meten al cuerpo y un alejamiento de los valores tradicionalistas. Eso conlleva a la proliferación de la cultura de la muerte que hoy vemos a diario y que grupos sectarios promueven para imponer ideas avalóricas y antiéticas y plantear una sociedad donde el tener fe, morir pacíficamente o el avance objetivo de las ciencias no tienen cabida, por ello una sociedad sin educación, con problemas de aprendizaje y carencia valores morales es el caldo de cultivo perfecto para que la eutanasia sea ensalzada como el factótum de estas ideologías.

          Así, personas sanas en su mayoría, serán las que determinarán que enfermo morirá, incluso inculcando en él este anhelo; más aún, una persona sana físicamente pero que estime que no quiere vivir más (por ejemplo, para donarle sus órganos a un hijo) puede optar a ser eutanasiado para cumplir un fin “altruista”, pues se presume somos dueños de nuestra vida y nuestros cuerpos y podemos hacer con él lo que queramos violando lo que se conoce como dignidad de todo cuerpo humano o un don sagrado (nosotros no lo pedimos, mantenemos o formamos viene dado y hay que cuidarlo y no atentar contra él)…

           Sin embargo, si una persona quiere suicidarse, lamentablemente puede hacerlo, estando sana o enferma, NINGUNA LEGISLACIÓN IMPIDE EL SUICIDIO y cualquier ley que trate de legislar al respecto para autorizarlo es absurda. Distinto es imponer a los médicos la obligación de matar a otro por estar enfermo. Legislar para esto último es antiético pues la medicina busca preservar y aumentar la esperanza de vida. Sólo legislaciones totalitarias poseen una cultura de la muerte como espíritu de sus leyes y obliga a profesionales a practicarla (verbigracia: en China no se conoce el Síndrome de Down pues se aborta a estos menores (libro “Gracias a la Vida” del futbolista argentino Walter Montillo) a propósito de su hijo y su experiencia en ese país comunista. Editorial Planeta 2021, pág. 24 17/5/21 LUN, mantiene vigente la pena de muerte y no hay estadística sobre eutanasias).

             Ver agonizar a un ser amado, es algo terrible, uno cuestiona todo, pero por algo pasan las cosas y aceptar la vida o el cuerpo que nos tocó es parte de la inteligencia del humano, cualquier cosa que nos aleje de nuestra identidad crea un individuo falso y poco inteligente. Las edades del ser humano de niño a anciano tampoco las manejamos y hay que aceptarlas e ir acorde a ellas, el respeto a las personas y no violentarlas por vestir un uniforme o profesar tal o cual creencia es primordial y eso no ocurre hogaño, sobre todo con ancianos, a quienes se considera un estorbo; por eso inculcar la eutanasia altera el normal pensar y promueve esta idea violentista de aquellos que se creen dueños de la verdad apodíctica: quienes vayan contra sus ideas deben ser eliminados.

          Participar del suicidio de una persona igualmente a nadie se lo puede obligar y presupone un sadismo y voyerismo pues ¿para qué ayudar al suicida, que lo haga solo?. Con todo siempre hay que privilegiar la vida y quien opine lo contrario y más encima quiera destruirla es un error moral grave (Jimm Caminero Galicia Diario 21/02/20). Matar es ir en contra de una ley natural, también de una ley natural-moral y al mismo tiempo de una ley espiritual-religiosa esencial.

         Haciendo un parangón: en la Pampa Salitrera, específicamente en la Oficina Francisco Vergara, todos los 21 de Mayo a las 6 de la mañana en las casas se ponían las victrolas con el himno nacional y los niños al pie de sus camas lo entonaban junto a sus padres, luego salían al desfile con tenida y zapatos nuevos y al concluir les daban una bolsa de papel café que contenía frutas y dulces, esta generación aun visita las tumbas de sus familiares fallecidos que quedaron en el desierto cada primero de Noviembre y no conozco ningún caso de un pampino que no haya dado todo por tener vivos a sus padres y pensar siquiera en aplicarles la eutanasia, si hubieran enfermado gravemente, al contrario, confiaban en Dios, en la Virgen y dejaban en sus manos el dolor y padecimientos, agotando todos los medios médicos a su alcance.

         Hogaño existen minorías en los distintos estamentos y especialmente en partidos de izquierda que inculcan la cultura de la muerte en las nuevas generaciones donde la eutanasia es vista como algo “bueno” y que da réditos al Estado y a las familias. Éstas mismas personas han adoptado a la violencia en todas sus formas para “expresar” su descontento con las antiguas tradiciones como la familia, la religión, el Estado o instituciones  surgiendo la figura de la muerte por piedad como algo “lógico” equiparando a un ser humano con una presa animal cazada. Algunos han citado hasta casos históricos “inventados” como el de los Esquimales que dejaban en un iglú a sus ancianos para que fallecieran congelados y solos, lo que se ha desmentido con descubrimientos arqueológicos y tradiciones que aún perduran en este pueblo de protección y privilegios de los ancianos (Medicina Legal Costa Rica ISS 2215, Abril 2001).        

        Dejar abandonado a un anciano o a un niño recién nacido, cada día más se da en Chile. Datos de Encuesta Casen 2020 y Sename estiman que al año son abandonados 60 ancianos y 547 menores aprox. Justamente a estos “familiares ejemplares” la eutanasia amplia o muerte digna les parecerá aceptable pues dejar a un anciano o menor sin los cuidados debidos es para que fallezca, (delito de abandono sancionado en arts. 2º Ley 20.047 (10/3/2010) y 347 Código Penal) dado que pueden perfectamente dejarlos en alguna institución …

         La eutanasia es siempre un homicidio tan igual como un pelotón de fusilamiento o la inyección letal, hacer de su práctica algo legal y por ende obligatorio, incluso elevarlo a un derecho constitucional es establecer la cultura de la muerte como primordial en la sociedad, siendo el primer paso para establecer un suicidio asistido en personas sin enfermedades terminales y todo como un mecanismo subrepticio para instaurar también un sistema de sucesiones intestadas a la medida de los familiares supérstites.

        El apresurar la muerte de cualquier ser humano es reprochable y abyecto, pues sólo se persigue un objetivo pecuniario: trasplante de órganos, comercio de los mismos, aumentar el número de camas en hospitales e incluso solo eliminarlos por ser viejos (reportaje CNN “El Mundo Sacrificó a sus ancianos en la carrera por proteger los hospitales” 26/5/21); dejando de lado milagros médicos o que la ciencia avance para mejorar la salud. Cómo explicar entonces los casos de cadáveres de corazón latiente (BBC 30/11/2016 Zaria Gorvett). “Sus corazones siguen latiendo, orinan, sus cuerpos no se descomponen y son cálidos al tacto, sus estómagos retumban, sus heridas se curan y sus tripas pueden digerir alimentos… para las definiciones legales y médicas estos pacientes están muertos”…

        Esto ya se previó por el politólogo estadounidense Zbigniew Brzezinski quien planteó en 1970 “ ciertos sectores políticos aprovecharan las crisis ya sean provocadas o no, para meter en cintura a la sociedad desprotegida, hacen ver que los medios prevalecen sobre los fines, imponen todo tipo de medidas coercitivas para paliar las consecuencias de las catástrofes para los problemas que ha creado el propio sistema estableciendo una dictadura científica la cual no se discutirá y que determinará quienes tienen derecho a vivir y quienes no, siendo el primer paso matar a los ancianos mediante la eutanasia” (finanzas digital 4/08/2020)….

       Asimismo, el que determinará el dolor ajeno será el mismo que determinará quien podrá ser eutanasiado cuando éste no pueda manifestarse, lo mismo que ya se está produciendo en pacientes de Coronavirus en coma que han sido desconectados por orden médica dado que ya estaban agonizando y se requerían más camas para otros pacientes  (Juanita Nittla enfermera inglesa “desconectar el respirador es algo muy traumático y doloroso. A veces siento que soy responsable de la muerte de esa persona” Canal 24horas 22/4/20). Es un hecho que en muchos países existen colegios médicos politizados que están muy de acuerdo con las desconexiones y promueven esto masivamente lo que es un error pues se aleja del juramento hipocrático (hoy promesa solemne del médico para los no creyentes) que indica

COMO MIEMBRO DE LA PROFESIÓN MÉDICA, PROMETO SOLEMNEMENTE:

DEDICAR mi vida al servicio de la humanidad;

VELAR ante todo por la salud y el bienestar de mis pacientes;

RESPETAR la autonomía y la dignidad de mis pacientes;

VELAR con el máximo respeto por la vida humana;

NO PERMITIR que consideraciones de edad, enfermedad o incapacidad, credo, origen étnico, sexo, nacionalidad, afiliación política, raza, orientación sexual, clase social o cualquier otro factor se interpongan entre mis deberes y mis pacientes;

GUARDAR Y RESPETAR los secretos que se me hayan confiado, incluso después del fallecimiento de mis pacientes;

EJERCER mi profesión con conciencia y dignidad, conforme a la buena práctica médica;

PROMOVER el honor y las nobles tradiciones de la profesión médica;

OTORGAR a mis maestros, colegas y estudiantes el respeto y la gratitud que merecen;

COMPARTIR mis conocimientos médicos en beneficio del paciente y del avance de la salud;

CUIDAR de mi propia salud, bienestar y capacidades para prestar una atención médica del más alto nivel;

NO EMPLEAR mis conocimientos médicos para violar los derechos humanos y las libertades ciudadanas, ni siquiera bajo amenaza;

HAGO ESTA PROMESA solemne y libremente, empeñando mi palabra de honor (Declaración de Ginebra, AMM 2017 Chicago).

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Contáctanos si has sido vecino del barrio

Si has tenido residencia por acá, ¡hazte seguidor!.

Envía fotos de antaño, contacta a tus vecinos.....

Sitio creado por idea original de Juan Villafaña Farías 2009.